miércoles, 25 de abril de 2012

Un bien de primera necesidad

En 1890 conducir era toda una aventura. Los primeros automóviles que circulaban por América lo hacían dejando una nube de polvo a su paso.
No tenían techo ni parabrisas, tampoco luces ni bocina. Las cosas podían llegar a complicarse si pinchabas una rueda o el coche, simplemente, dejaba de funcionar, pues mecánicos o servicios de emergencia no existían.

Las pocas personas que esos momentos conducían, lo hacían sin ninguna normativa, por lo que los accidentes eran muy comunes. Sin embargo nada de esto hizo que la gente viese en los automóviles un peligro, es más, muchos estadounidenses de clase alta poseían uno. El automóvil era símbolo de riqueza y sofisticación.

Estas diferencias entre tener o no un coche fueron desapareciendo gracias a Henry Ford. Quería un coche que fuese más asequible para todo el mundo y creó el Model T, que se vendía por 850 dólares. Fue muy popular y cambiaría el país para siempre.


Henry Ford y su modelo.

El automóvil era sinónimo de libertad, la gente encontró un medio propio para desplazarse a su antojo. Las familias disfrutaban de nuevos hábitos como el llamado The Sunday drive, una actividad muy popular  del fin de semana, tan sencilla como montarse en el coche e irse de picnic.

No solo las familias vieron crecer nuevos horizontes gracias al automóvil. Nuevos negocios empezaron a surgir a través de las carreteras: gasolineras, diners (restaurantes prefabricados), moteles y una de las invenciones más populares, los drive-in movie, un cine al aire libre donde las películas se veían desde la privacidad del coche.

Drive-in movie

Pasaron las décadas y según aumentaba la población lo hacían los coches. Se construyeron autopistas, llegaron los problemas de tráfico, la contaminación y el precio de la gasolina comenzó a subir. Pero nada de esto importa, los estadounidenses adoran conducir y se podría decir que el coche es un bien de primera necesidad. Aquí, la vida fluye a la velocidad del cuentakilómetros y casi todo está adaptado a la 'vida en el coche' (uno puede ir al banco a sacar dinero y no bajarse del coche, a la farmacia a comprar medicinas y no bajarse del coche, etc).

Si da la casualidad de que NO vives en una gran ciudad y NO tienes coche, el transporte público te traerá de cabeza.





En Estados Unidos la edad legal para empezar a conducir es a los 16.

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