jueves, 19 de abril de 2012

Lost in measure

Vivir en Estados Unidos supone adquirir ciertos hábitos o aprender nuevos sistemas a los que no se está acostumbrado.
Buen ejemplo de ello es el sistema de medida anglosajón.

En un principio uno no repara mucho en este aspecto, pero evidentemente son cosas que se usan día a día, algo tan sencillo como saber cuantos pies y pulgadas mides.

Te pones a hablar de medidas y te encuentras con pulgadas, pies, yardas y millas. Reconozco que es abrumador y uno nunca está seguro de cuántos centímetros son una pulgada, cuántos pies hacen una yarda o cuántos kilómetros hay en una milla. En un principio y con todo este barullo se opta por medir a ojo de buen cubero, es decir, a la antigua usanza. Y precisamente de ahí se deriva este sistema, de ancestrales hábitos que tienen su origen en la Antigua Roma. Muchas de estas unidades de medida son antropomórficas, derivan de partes del cuerpo.

Así pues, la pulgada (en inglés inch) se basó en la longitud de un pulgar. La yarda era la distancia que había entre la punta de la nariz a la punta de los dedos con el brazo derecho extendido. El pie, como ya imaginaréis, se basaba en el pie humano y la milla equivalía a mil pasos dados por un hombre.


1 pulgada (inch) = 2.54 centímetros
1 pie (foot) = 30.48 centímetros
1 yarda (yard) = 91.4 centímetros
1 milla (mile) = 1.6 Kilómetros


Después de todo y aunque en muchos aspectos los estadounidenses vivan en 'el futuro', también conviven con costumbres de origen remoto.






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